Citroen SM.

Citroen SM, las Bodas de Oro de Su Majestad

Los éxitos cosechados con coches como la serie Traction Avant o el DS, que tras 15 años de vida seguía estando en la vanguardia tecnológica, habían afianzado a Citroen como un reputado constructor de automóviles con mucha personalidad y dotados de una técnica de lo más vanguardista, sobre todo su peculiar suspensión hidroneumática.

Citroen SM.

Llegados  este punto, el siguiente paso lógico de Citroen debía ser la construcción de un automóvil de gama superior. Este coche emplearía los principales avances técnicos del DS, su tracción delantera, su sistema de suspensión hidroneumática o sus faros delanteras direccionables. Si bien, ya el DS 23 era una berlina con 140 CV de potencia y unas prestaciones notables, pero Citroen seguís necesitaba de un automóvil de clase superior, sobre todo, en lo referente al motor.

Interior del Citroen SM.

La compra en 1968 de Maserati por parte de la firma del Doble Chevrón puso en bandeja ese componente que faltaba, el motor.

Citroen SM.

Los técnicos de Citroen encargados del denominado ‘Proyecto S’ tomaron el motor V8 Maserati y le recortaron dos cilindros, adaptándolo a un chasis con tracción delantera, poniendo la guinda del pastel la elegante carrocería obra del diseñador Robert Opron. Tras dos años de gestación el resultado final se presentó en el Salón de Ginebra de 1970 y, como venía siendo habitual en la marca, el auto causó una auténtica sensación.

Citroen SM.

Su denominación final fue SM, S por el nombre interno del proyecto, y M por Maserati, aunque también existe la leyenda de que estas siglas quieren decir ‘Sa Majaste’ (Su Majestad) de la misma forma que al DS se le conocía como ‘Déese’ (Diosa).

Citroen SM

Su motor de 2.7 litros erogaba 170 cv de potencia y la caja de cambios manual de cinco relaciones fue desarrollada en exclusiva para este coche. Desde que en 1964 se dejara de fabricar el lujoso Facel Vega Facel II Francia no había tenido coche de la categoría del SM, que competía con toda tranquilidad contra coupés coetáneos como el Alfa Romeo Montreal, el BMW E9, el Jaguar XJ-C, o el Mercedes SLC.

Versión para el mercado USA.

A partir de 1973 el motor V6 creció hasta los 3.0 litros y su potencia ascendió hasta los 190 cv gracias a la adopción del un sistema de inyección.

Citroen SM

Cabe destacar que el motor del Citroen SM fue empleado en otros vehículos coetáneos, como el Maserati Merak o la segunda generación del Quattroporte, que básicamente era un SM con otra carrocería.

Citroen SM.

El piloto y constructor de autos deportivos Guy Ligier también se sirvió del motor V6 Citroen-Maserati para su coupé JS2, de hecho, Ligier llegó a un acuerdo con Citroen para ensamblar los SM durante un tiempo en su factoría en Vichy, de ese modo desembolsaba menos dinero por dichas mecánicas.

Presidencial.

El carrocero francés Henri Chapron llevó a cabo algunas versiones muy interesantes del SM, como el elegante cabriolet ‘Mylord’, la lujosa berlina ‘Opera’ o la popular limusine presidencial descubierta encargada por el Palacio del Elíseo y que fue usado como coche de parada por los presidentes Pompidou, Mitterrand y Chirac. La Gendarmerie francesa también supo valorar las excelentes prestaciones del SM al elegirlo como vehículo para su patrulla de carretera. Cabe destacar entre los notables propietarios del Citroen SM al célebre jugador holandés Johan Cruyff, que tuvo varios.

SM Opera.

Sin embargo, el SM pronto se granjeó fama de automóvil poco fiable debido a las continuas averías que sufría su motor Maserati. La Crisis del Petróleo de 1973 penalizó severamente a los coches de gran cilindrada, y el SM no se escapó de ello. En 1975, cuando Peugeot adquiere Citroen, aparte de cancelar la producción del SM, venden Maserati a Alejandro de Tomaso.

Citroen SM Mylord.

Con todo, el SM sea posiblemente uno de los coches más gloriosos de todos los tiempos, representando a la perfección el concepto de lo que para Citroen debía ser un automóvil de Gran Turismo. Justo cuando se cumplen 50 años del lanzamiento del Citroen SM, es más que justo recordarlo.