Una prosaica imagen de Jorge Lorenzo.

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

“Don’t know what you got (till it’s gone)” es una potente balada del grupo americano de glam metal Cinderella y su significado es muy claro: “no sabes lo que tienes hasta que se ha ido”. Ello es totalmente aplicable a la noticia más actual del mundo del motor, la retirada de la competición de Jorge Lorenzo. Y tiempo al tiempo, no sabrán lo que tenían hasta que vean que ya no está.

Jorge Lorenzo es uno de los más grandes campeones de la historia del motociclismo. Hasta la llegada del caníbal Márquez a MotoGP, era el mejor piloto español. Sin duda alguna. Sí, mejor que Ángel Nieto, porque el 13 veces campeón nunca brilló en la categoría reina, todos sus títulos son en las clases pequeñas. Sí, le resto valor, porque en esta vida hay que ser valiente y tengo la impresión de que Nieto apostó por quedarse en su zona confort. Pero bueno, hoy no tengo que hablar del maestro.

Jorge Lorenzo fue el primer español en ganar la categoría de MotoGP, la más alta del Motociclismo. Antes que él, Crivillé había sido campeón del mundo de 500 en 1999 y era la gran referencia. hasta que Marc Márquez no logró su primer campeonato en 2014, Jorge era la referencia, el mejor.

Aparte de ser uno de los grandes del deporte español, a la altura de Nadal, Alonso, Pau Gasol o Indurain, Jorge Lorenzo es por méritos propios uno de los grandes del Motociclismo, no sólo por su talento y finura, porque es uno de los pilotos más finos y elegantes que se han visto, sino porque es un bravo luchador que logró su títulos con una durísima competencia: Ha luchado y ha derrotado a gente como Valentino Rossi, Casey Stoner e incluso a Marc Márquez en aquel complicado 2015, lo que da mucho valor a sus títulos frente a los de otros pilotos que se han logrado en teoría con menos competencia, valgan como ejemplos sin ir más lejos los de Rossi entre 2002 y 2005, y los de Márquez en 2014, 2016 y 2017, todos con efecto apisonadora.

Recuerdo a Jorge Lorenzo en sus primeras carreras, un niño con muchos cojones, con un carácter indómito que traía de cabeza a su mentor y jefe, el no menos grandes Dani Amatriaín. Recuerdo las lágrimas de Dani cuando ganaba sus primeras carreras con Derbi y se me hace un nudo en la garganta.

Recuerdo los encontronazos de Jorge con quien fuera su gran rival dentro y fuera de la pista, Pedrosa, ese niño mimado del Motociclismo español, que a todo el mundo le caía simpático por su apariencia frágil y porque su madre le ponía el Cola Cao antes de salir a rodar y que creo que es el piloto español más sobrevalorado que ha habido. Jorge era todo lo contrario que él, un rebelde, no se callaba una, y eso le valió esa fama de malo, contestatario, frente al dócil y sonriente Pedrosa. Con los años, el tiempo los pondría en su sitio. Uno con todas las grandes empresas españolas detrás y siempre en los mejores equipos no logró brillar cuando tocaba, en MotoGP, porque ese brillo se lo llevó el otro, el malo de la película. En los años duros de rivalidad entre Rossi y Biaggi, éste último decía que en Italia todos querían a Valentino porque era el bueno, joven, rubio, alto y sonriente, mientras que a Max, bajito, moreno y con este aspecto macarra que le valió el sobrenombre de ‘Pirata’, se le consideraba el malo. Curiosamente, el ídolo de Jorge Lorenzo es Max Biaggi y a Valentino Rossi lo batió en la pista.

No creo que haya culpables en la marcha de Lorenzo, son cosas que pasan y ya está, pero sí creo que desde la vuelta de Valentino Rossi a Yamaha, nadie le ha dado el valor que merecía, y eso es muy duro cuando tienes el palmarés que tienes. Abandonó a los de los diapasones por la descarada apuesta de Lin Jarvis por el 46. Recaló en Ducati en un proyecto lleno de esperanza. Los de Borgo Panigale no ganaban desde 2007 con Stoner y la lista de pilotos que lo intentaban era larga: Hayden, Rossi, Crutchlow e incluso Dovizioso parece que no es capaz de lograr esa regularidad para estar ahí con la moto roja. Justo cuando Jorge empezaba a ir bien, sus propios jefes empiezan a cuestionarle y lo terminan por aburrir. El paso al equipo oficial Honda, lo que parecía un sueño, ha sido una pesadilla, en parte por las caídas, las lesiones y otros factores. Es como si una especie de conjura se hubiera cargado la carrera de uno de los mejores de todos los tiempos, algo parecido a Fernando Alonso, donde en el caso del asturiano, las decisiones erróneas de gestión de su trayectoria también pesaron. Otro al que se le puede aplicar la canción de Cinderella. En definitiva, adiós Jorge y buena suerte, “Don’t know what you got (till it’s gone)”.

Ad

Artículos relacionados