Lewis Hamilton, ganador a tres ruedas.

La suerte sonríe a los campeones en Silverstone

La suerte sigue siendo un elemento determinante en la ecuación de un campeón de F1, y expresiones como “y si…”, “de no ser por…” o “Si hubiese tenido…” suponen una suerte de placebos con los que dirigentes de equipo, periodistas, aficionados o los mismos pilotos justifican esas malas acciones propias o ajenas que terminan por alejar al que se supone un buen piloto de su ansiado objetivo.

Ello se pudo ver de forma meridiana en la carrera de Silverstone de este domingo, donde el desencadenamiento de una serie de circunstancias a falta de dos vueltas para terminar una carrera aburrida y soporífera terminó por generar un locura absoluta. Y la suerte jugó sus cartas, y hubo agraciados… y perjudicados.

El más agraciado de todos fue Lewis Hamilton. Esa suerte del campéon estuvo con él. Pinchó su neumático delantero izquierdo en la última vuelta, el mismo que un giro antes había pinchado su compañero Valteri Bottas y le costó pasar del segundo puesto a quedarse sin puntos. Hamilton terminó la carrera a tres ruedas y encima ganó. Sólo dos pilotos en la historia de la F1 han logrado terminar una carrera a tres ruedas, Emerson Fittipaldi en el GP de España de 1973 y Phillipe Streiff en Australia 1985. ‘Hammertime’ es más líder que nunca pues su inmediato perseguidor, su compañero, sumó un rosco. Igualar a Michael Schumacher en sus siete títulos ya es cuestión de carreras.

Hamilton se llevó el boleto ganador, pero a otro que lo vino a ver Dios fue a Charles Leclerc. Ya el monegasco hizo un trabajo titánico al clasificarse cuarto y aguantar durante toda la carrera esa posición ante la implacable persecución de Carlos Sainz. Pero gracias a los pinchazos consiguió un podio para los de Maranello que de otro modo hubiera sido una quimera. Con todo, su actuación en Silverstone deja más que claro quien manda en Ferrari y que un piloto talentoso es un plus para un coche malo, porque el Ferrai F1000 es malo de solemnidad, la prueba está en Vettel, que por la carambola pescó un punto, pero fue adelandato hasta por el Alpha Tauri de Gasly.

Toca hablar ahora de los que se les quedó cara de tonto, que no son otros que Red Bull y Max Verstappen. El holandés estuvo relativamente cómodo rodando tercero en tierra de nadie, sin poder alcanzar a los Mercedes pero sin riesgo de que Leclerc y su Ferrari le alcanzaran. Justo cuando Bottas pinchó, Max fue llamado a boxes para tratar de marcar la vuelta rápida, y la marcó, pero si se hubiera quedado en pista, habría ganado… “y si…”. A Red Bull, el equipo más cool y mas energértico y efectivo les dieron el cobazo del siglo, por muchas excusas que tanto Verstappen como Horner dieron tras la carrera. Y ya que estamos en Red Bull, qué decir de su segundo piloto, Alexander Albon. Parece ser que ya se encuentra en el disparadero, el problema para los de azul es a quién poner en su lugar, pues ninguno de los pilotos de Alpha Tauri parecen que vayan a aportar más que el tailandés. Ya se sabe, ser compañero de Max Verstappen y tener a Helmut Marko respirándote en el cogote perjudica gravemente la salud de los pilotos de F1.

Terminamos con Carlos Sainz. Qué buen piloto es, qué fino, qué luchador, qué caballero dentro y fuera de la pista… pero ojo, últimamente empieza a planear sobre su cabeza algo parecido al “trata de arrancarlo Carlos”. La mala suerte viene cebándose con él desde que arrancó esta temporada tan surrealista. Esta vez fue un pinchazo que le privó de haber sido cuarto… “y si Carlos no hubiera pinchado”, dirán ahora algunos. Hay cantidad de pilotos de F1 cuyas trayectorias están repletas de “y si…”, “de no ser por…” y de “Si hubiese tenido…”, Fernando Alonso entre esos muchos, y por el contrario está la suerte que sonríe a los campeones. Unos tuvieron suerte, otros mala suerte y a otros se les quedó cara de tonto, a partir de ahí pueden ustedes sacar sus conclusiones.