La Baliza V16 conectada: ¿seguridad o negocio encubierto?

La nueva baliza V16 conectada se ha presentado como el “gran salto tecnológico” en seguridad vial, pero cada semana que pasa surgen más dudas, más polémicas y más voces dentro del sector que denuncian lo que podría ser una de las mayores operaciones comerciales y recaudatorias aprobadas en España en la última década.

Fabricación masiva en China, decenas de marcas clonadas, geolocalización obligatoria, dependencia tecnológica de un único operador, y una recaudación potencial de más de 300 millones en IVA. Todo para un dispositivo que, sorprendentemente, solo será obligatorio en España, pero no en el resto de Europa.

El resultado es un cóctel perfecto de opacidad, intereses económicos y una medida pública que, lejos de convencer, está generando una rechazo creciente entre conductores, expertos, asociaciones y profesionales del sector automoción.

Este artículo desglosa todo lo que nunca se está explicando oficialmente.

Más del 80% de las balizas V16 se fabrican en China: el negocio del “cambia la caja y vende”

Aunque en España se venden balizas V16 bajo decenas de marcas distintas, la realidad del mercado es mucho más simple… y mucho más preocupante:

  • El 80% de las V16 conectadas se fabrican en China.
  • Un único fabricante chino controla más de 25–27 marcas diferentes.
  • La electrónica, carcasa, batería y chip IoT son exactamente iguales en la mayoría.
  • Lo único que cambia es la caja, el diseño exterior y la pegatina.

Es decir: el mercado español está comprando el mismo dispositivo repetido una y otra vez, con marcas que se presentan como “fabricantes europeos” pero que realmente solo reempaquetan un producto chino estándar.

Los expertos del sector llevan años advirtiendo de este “oligopolio fantasma” que ha encontrado en España una mina de oro gracias a la obligatoriedad legal.

Un negocio fiscal colosal: más de 300 millones de euros solo en IVA

Hablemos de números. En España hay alrededor de 24 millones de vehículos obligados a llevar la baliza conectada. Si el precio medio ronda los 40–60 euros, la operación completa supone: 1.000 a 1.200 millones de euros en ventas, y más de 300 millones de euros únicamente en IVA. Una recaudación masiva asegurada por ley. Por eso muchos sectores denuncian que la medida no está impulsada por la seguridad, sino por:

  • Recaudación fiscal extraordinaria
  • Dependencia comercial de un fabricante extranjero
  • Beneficios derivados de servicios de conectividad
  • Falta total de competencia

El sector automoción lo tiene claro: la baliza V16 es un negocio disfrazado de seguridad.

Geolocalización obligatoria: un sistema que solo se implantará en España

La polémica más grande no es el precio ni el origen. Es la geolocalización obligatoria. La baliza contiene:

  • Chip de comunicación IoT eSIM integrada.
  • Sistema de coordenadas GPS Envío constante de la localización al servidor central.

Y aquí llega el aspecto clave:

El sistema de conectividad está gestionado por Telefónica

Aunque la normativa lo maquille, en la práctica el flujo de datos pasa por un único operador tecnológico. Esto implica:

  • Dependencia técnica.
  • Contratos cerrados.
  • Falta de transparencia respecto al uso de datos.
  • Costes ocultos asociados a la red IoT.
  • Centralización de la geolocalización en un único punto.

Muchos expertos en privacidad consideran este instrumento como la primera obligación legal de geolocalizar al ciudadano cada vez que tenga una avería.

Obligatoria solo en España: ningún país europeo exigirá una V16 conectada

En el resto de Europa:

  • Se aceptan luces de emergencia.
  • Se aceptan triángulos.
  • No existe ninguna obligación de usar un dispositivo conectado por red móvil.
  • España será el ÚNICO país europeo que exige enviar tu ubicación en tiempo real a un sistema centralizado cuando tengas una avería.

La pregunta es inevitable:

¿Por qué solo aquí?

¿Realmente mejora la seguridad? El debate que nadie quiere abrir

La DGT vende la baliza conectada como un avance enorme. Pero la evidencia técnica no lo sustenta: Los coches modernos ya llevan eCall de serie. La mayoría de avisos de accidente llegan antes que la activación de la baliza. La baliza depende de cobertura móvil: si no hay, no sirve. Muchas carreteras secundarias no tienen cobertura IoT adecuada. La baliza tradicional ya cumplía su función visual perfectamente. Por tanto, ¿qué aporta realmente la V16 conectada?

La respuesta del sector es clara: Más negocio que seguridad.

Conclusión: una obligación que huele a negocio, no a protección

La baliza V16 conectada reúne todos los ingredientes de una medida polémica:

  • Fabricación china masiva
  • Multiplicación de marcas clonadas
  • Recaudación millonaria en IVA
  • Conectividad centralizada con Telefónica
  • Geolocalización obligatoria
  • Imposición legal exclusiva en España
  • Los ciudadanos están obligados a comprar un dispositivo que no pidieron, no necesitan y que aporta más dudas que garantías.
  • La seguridad vial es fundamental.
  • Pero no puede convertirse en la excusa perfecta para imponer un sistema de control geográfico y de negocio tecnológico disfrazado de prevención.