Uno de los grafitis más populares de la East Side Gallery de Berlín con el Trabant de protagonista.

Trabant, de símbolo de una dictadura a icono popular

El Trabant, el coche más popular de la extinta RDA

La imagen de algunos de los coches más populares de la historia tiende también a asociarse de manera directa al país donde se fabricaron como uno de los símbolos del mismo.

Hay ejemplos muy claros: el Mini con Gran Bretaña, el Fiat 500 con Italia, el Citroen 2CV con Francia o el Volkswagen Escarabajo con Alemania. Y ya que llegamos al país tudesco, cabe recordar que hace no muchos años Alemania eran dos países, de hecho, hoy, 9 de noviembre se cumplen 30 años del suceso que terminó con aquella situación: la caída del Muro de Berlín, que vino a certificar el fracaso del socialismo y el comunismo y terminó con Alemania nuevamente unida, como nunca debió de dejar de estar.

Un Trabant en una tienda de souvenirs en Alexander Platz.

Otro de los coches del pueblo

Nos situamos por tanto en la República Democrática Alemana, dicho lo de democrática como un gran ejercicio de sarcasmo. Fue un estado socialista surgido tras la II Guerra Mundial por la ocupación soviética de parte del territorio y debido a la denominada ‘Guerra Fría’, se separó por el llamado Telón de Acero, que tuvo su aplicación más virulenta en la ciudad de Berlín por la construcción del fatídico muro. Este estado también tuvo su automóvil icónico, el Trabant, un pequeño y rudimentario utilitario al que los sufridos habitantes de la RDA podían acceder apuntándose a una lista de espera y abonando 10.000 marcos orientales, todo ello dentro del contexto de una economía planificada.

El Trabant fue también empleado por la Volks Polizei de la RDA.

El Trabant, que en alemán significa satélite, fue fabricado por Sachsenring, una empresa pública surgida tras la incautación por parte del Estado de la RDA de las fábricas sajonas del Grupo Auto Union. Tenía la carrocería de un material denominado ‘Duoplast’, un plástico creado a partir de fibras de algodón, y empleaba un motor de dos cilindros y dos tiempos. Era el automóvil más accesible y económico de la RDA, y también se llegó a exportar a otros países, algunos de fuera de la órbita comunista.

La carrocería familiar o Kombi le añadía practicidad.

Se fabricaron tres modelos de Trabant, el primigenio 600, entre 1960 y 1965; el 601, el más común y difundido de todos entre 1965 y 1990; y el 1.1, una suerte de rareza que se produjo brevemente entre 1990 y 1991 previamente a la privatización de la fábrica de Sachsenring, que volvió de nuevo a manos de su propietario, en este caso a Volkswagen que ya era a su vez dueña del Grupo Auto Unión.

El motor de dos cilindros y dos tiempos no era nada eficiente.

El Trabi, tal y como se le conoce popularmente, fue un intento de las autoridades de la RDA de crear su propio ‘coche del pueblo’, en clara reminiscencia al Volkswagen de la Alemania nazi. Debía ser robusto, fiable y de sencillo mantenimiento y reparación. Paradójicamente, resultó muy innovador en su lanzamiento: tenía tracción delantera, carrocería de materiales plásticos, construcción unitaria y suspensión independiente a las cuatro ruedas, entre otras características. El Trabant estaba disponible como sedán de dos puertas y el familiar Kombi.

El Museo Trabbi bien merece una visita.

Su talón de Aquiles sin duda fue su motor, basado en los viejos propulsores DKW de antes de la II Guerra Mundial, de dos tiempos y tecnología muy rudimentaria que los hacía muy poco eficientes en su consumo y en sus emisiones. Otra paradoja, el Trabant se fabricaba en la factoría de Zwickau, la misma en la que recientemente el Grupo VW ha empezado a fabricar sus coches eléctricos. Las últimas unidades del Trabant, los 1.1, montaban un motor cuatro cilindros de VW fruto de un acuerdo un tanto extraño, ya con la unificación alemana en ciernes, y con muy pocas unidades fabricadas.

Pese a que el Trabant se consideró un símbolo de la Alemania Oriental, son muchas las historias y anécdotas de alemanes que huyeron de la RDA a la Alemania Occidental en sus Trabant. Huir de la RDA era un delito considerado como deserción. Hoy día el Trabbi es un icono popular, especialmente en Berlín donde es protagonista de gran parte de los souvenirs que se venden en la capital alemana.

De hecho, muy cerca del Checkpoint Charlie está el Museo Trabbi, el cual merece la pena una parada, es económico y su visita es rápida. Y unos metros más adelante está la empresa Trabi World, que posibilita a los turistas la visita de Berlín en caravana de Trabant. Y por supuesto, merece la pena hacerse una fotografía en el grafiti donde un Trabant con la matrícula NOV-9-89 atraviesa el muro. Otra notable aparición del Trabbi en la cultura popular es en la película ‘Goodbye Lenin’, quizás una de las más icónicas sobre la desaparición de la RDA y donde se ve a la familia protagonista en un Trabant Kombi azul. Hoy, aprovechando la efeméride lo recordamos, un coche que pasó de ser un símbolo de la dictadura de la RDA a un icono de la cultura popular alemana.