El Mercedes G4 hoy propiedad del Reino de España. Foto del Race

G4, el exclusivo Mercedes regalado a Franco que hoy es Patrimonio de España

Resulta curioso como muchos de los dictadores y personajes más oscuros de la historia tenían el automovilismo como una de sus aficiones. Benito Mussolini siempre sintió predilección por los Lancia y Alfa Romeo; Adolf Hitler apadrinó a uno de los coches más populares de la historia, el Volkswagen Escarabajo; el dominicano Leónidas Trujillo fue el orgulloso propietario de un Pegaso Z102 ‘Cúpula’, el equivalente a poseer hoy día un deportivo de la más alta gama posible; el ugandés Idi Amin Dada, un apasionado de los Mercedes, llegó incluso a hacer sus pinitos en los rallies de su tierra a los mandos de un Citroen SM; también está bien documentada la pasión por las cuatro ruedas en el rumano Nicolae Ceaucescu y en el centroafricano emperador Bocazza. Pero esa gran afición nunca se aplicó al General Francisco Franco, Caudillo de España entre 1939 y 1975 y sin embargo fue en su día propietario de uno de los más singulares automóviles de la historia, el Mercedes G4.

franco mercedes G4

Según parece, Hitler quiso recompensar la fidelidad de Franco hacia las Potencias del Eje al tomar partido por ellos al comienzo de la II Guerra Mundial. Para ello, el Führer regaló al Caudillo por su 47 cumpleaños -no el 50 cómo se ha querido hacer creer- uno de los 57 Mercedes de tres ejes y tracción 4×4 que se fabricaron. 

El entonces embajador de Alemania en España, Von Stohrer, le hizo entrega del coche a Franco a través de su ministro de exteriores -y cuñado-, Serrano Suñer. El auto le fue enviado desde Italia a Barcelona y de ahí llegó a Madrid por carretera. Fuentes documentales hablan de que el coche ha pasado la mayor parte de sus 66 años en las cocheras de la Guardia Real en el Palacio de El Pardo. 

Parece ser que Franco lo utilizó bien poco, sobre todo en los primeros años de su Régimen para ir de cacería por La Mancha. Todo parece indicar que el mismo dictador decidió no mostrarse mucho en él después de que en 1945 Alemania perdiese la guerra, pues pensaba que sería muy impopular que se le viese en dicho automóvil. 

franco mercedes G4

Con la llegada de la democracia el coche pasó a ser propiedad de Patrimonio del Estado, o sea, del pueblo español, aunque hubo intentos por parte de la familia Franco, con pleitos y todo, de quedárselo ya que lo consideraron un regalo personal. No obstante, los Franco no pudieron hacerse con el coche, el cual siguió estando en El Pardo. 

Según cuentan, tras una visita del Príncipe de Asturias a las cocheras en 1998, éste vio el Mercedes de tres ejes, el cual presentaba los inequívocos síntomas del paso del tiempo. En 2001 fue enviado al Mercedes Classic Centre de Stuttgart y durante tres años se le sometió a una restauración exhaustiva. La misma Mercedes ha intentado sin éxito adquirirlo a Patrimonio, pero cuentan que el mismo Rey Juan Carlos se ha negado en rotundo.

El coche tiene una carrocería tipo cabriolet con capacidad para siete ocupantes y es idéntico a otro que poseyó Hitler y a uno más que éste último regaló a Benito Mussolini, también como muestra de gratitud por su alianza en la gran guerra. En el apartado mecánico montaba un motor ocho cilindros en línea sobrealimentado similar a los de los 500-540 K. La tracción era a las cuatro ruedas posteriores. No se sabe la cifra de cuántos de estos super Mercedes pueden haber sobrevivido, pero lo que sí está muy claro es que no hay otro con tanta historia y tan exclusivo como el de España.

Jacques Chirac en su CX Prestige Turbo

El Citroen CX de Jacques Chirac

Resulta especialmente curioso cómo la marca Citroen viene siendo la elegida por los presidentes de la república en Francia desde el fin de la II Guerra Mundial hasta nuestros días, con honrosas excepciones como el caso de Valery Giscarg D’Staing que en ocasiones se le solía ver en un Peugeot 607 Heuliez Limousine, pero los inquilinos del Elíseo han mostrado su predilección por la marca del doble chevrón.

Desde René Cotty hasta Emmanuelle Macron, un Citroen ha venido acompañando al máximo dirigente francés. Algunos de estos vehículos han pasado a la historia por su peculiaridad, como los Citroen Traction 15 Six carrozados por Chapron y Franay, cuyo estilo los asemejaba más a un auto americano, la limousine DS 21 que empleó De Gaulle -el general era un auténtico entusiasta de este automóvil, llegando incluso a sobrevivir a un atentado terrorista en uno de ellos- o el espectacular SM descubierto que aún hoy se sigue empleando en días especiales.

En días pasados conocíamos el fallecimiento de Jaques Chirac, primer ministro, alcalde de París y presidente de la República, un nombre con mayúsculas en la política mundial de los años 80, 90 y primeros 2000, europeísta convencido y referencia del centro-derecha a nivel mundial. Y Chirac también fue un gran apasionado de los Citroen. 

Su coche oficial también fue especial. Se trataba de un Citroen CX Prestige, la versión de batalla larga, al que colocaron el motor del modelo GTI 25 Turbo 2 de cuatro cilindros, 2.5 litros y 168 CV. El CX destacó durante su trayectoria tanto por su confort como por su velocidad, y este peculiar Prestige Turbo fue el perfecto compañero del mandatario francés.

Este coche ha sido expuesto en exhibiciones públicas y hoy día pertenece a un coleccionista privado.