Apenas una milésimas impidieron que el himno de España hubiese sonado en la cuna del automovilismo de Estados Unidos. El veterano Helio Castroneves fue el gran triunfador de la mítica carrera americana pero ese triunfo se lo estuvo disputando el piloto que es una de las sensaciones de la temporada, es español, catalán para más señas, y se llama Álex Palou. 

El piloto del poderoso equipo Chip Ganassi estuvo liderando a prueba hasta la penúltima vuelta. Fue el piloto que más vueltas rodó en cabeza, pero a falta de dos para el final, perdió el rebufo que le proporcionaba el McLaren del sueco Felix Rosenqvist y quedó a merced de un Castroneves que es perro viejo. Ya son cuatro veces las que el carioca de 46 años bebe la leche en el podio del International Speedway e iguala a mitos como AJ Foyt, Al Unser y Rick Mears… bueno, él es un mito viviente y ahora lo es más. 

Con todo, Álex puede estar más que satisfecho pues en su segundo año y enrolado en las filas de uno de los mejores equipos de la categoría, está demostrando que puede hacer cosas grandes. Ya ganó hace unas semanas la carrera de Indianápolis en el circuito interior y seguro que le veremos más actuaciones grandes.

Pero no todo fueron alegrías en el seno del equipo de Chip Ganassi. Scott Dixon, el gran campeón, ganador a la postre de la Indy500 de 2020, que lideró y rodó delante en los primeros compases, vio como la primera parada de boxes provocaba que su coche se calara y no arrancase, quedando con vuelta perdida y sin opciones. Tampoco tres grandes favoritos a llevarse la prueba como Rinus VK, Colton Hera o el brillante mexicano Pato O’Ward -que está maniobrando para llegar a la F1, ojo a su nombre-, no lo lograron. 

Palou rozó la victoria con los dedos y seguramente el año que viene estará de nuevo batallando por beber la leche sobre el Brickyard.